¿Inversión o interés?
La asociación de Empresas de Limpieza Pública y Cuidado del Medio Ambiente (Aselip), la patronal que engloba a las grandes contratistas de recogida de residuos, reclama a las administraciones públicas inversiones por valor de 10.000 millones de euros para cumplir los objetivos de reciclaje de la Unión Europea y la Agenda 2030.
Aselip advierte de que no cumplir dichos objetivos se considerará una infracción por la Unión Europea y traerá consigo importantes sanciones para España. Según ésta asociación, en el año 2020 se incumplió el objetivo de la actual Ley de Residuos y Suelos Contaminados de reciclar el 50% del residuo generado. Y como ése, otros objetivos que no se están cumpliendo.
La Agenda 2030 enumera varias metas en materia medioambiental, como por ejemplo que se debe reciclar un 65% de los desechos municipales y promover prácticas sostenibles en la gestión diaria del residuo.
Para la patronal, son necesarias dos líneas de inversión: la construcción de infraestructuras que permitan maximizar la recuperación de residuos, entre ellas un nuevo mapa de plantas de reciclaje y recuperación; y la implantación de la movilidad eléctrica en las flotas de vehículos de servicio urbano para conseguir ciudades más limpias y sostenibles.
De ahí esos 10.000 millones de inversión en infraestructuras; la factura que pagan los ayuntamientos por sus servicios de limpieza de la red viaria asciende a alrededor de 5.000 millones de euros anuales.
La reivindicación de Aselip juega con un as en la manga: se apoya en los objetivos de la Agenda 2030 sólo para reclamar más inversión en sus contratas públicas, centrándose únicamente en infraestructuras y no en otros temas que puedan impulsar la economía circular y la producción de bienes sostenibles.
España se encuentra en desventaja en cuanto al resto de los países de la Unión Europea
Los diversos y heterogéneos datos sobre reciclaje en España nos llevan a la duda. Muestran información sobre la cantidad de toneladas de residuos que se producen en España, pero
¿Cuántas de esas toneladas son productos realmente reciclables?
¿Por qué se centra el foco únicamente en lo que el consumidor selecciona desde su hogar y se obvia el debate sobre los materiales usados para producir envases?
¿Por qué los diferentes actores del sector juegan al despiste en estos asuntos que también son de importancia?
Minimizar el residuo no es sólo tarea del que separa en casa: es comprar fresco sin embalajes o sobre envasados, aprovechar y conservar los bienes, fabricar desde un punto de vista menos contaminante y más cercano. Y, sí, también invertir recursos en revalorizar los residuos que finalmente se generen.