El déficit de tarifa eléctrica acumula 28.000 millones de euros. Una cifra que, a pesar de las inasumibles y escandalosas subidas de la luz, no deja de crecer: este año, 3.000 millones más. Tras estas cifras se esconde un negocio redondo para las eléctricas, y también un mercado financiero con los bonos de esta deuda, que, con aval del Estado, ofrecen a grandes inversores jugosos intereses que no hacen sino incrementar ese déficit que al final pagarán todos los consumidores.
El déficit de tarifa eléctrica acumula 28.000 millones de euros. Una cifra que, a pesar de las inasumibles y escandalosas subidas de la luz, no deja de crecer: este año, 3.000 millones más. Tras estas cifras se esconde un negocio redondo para las eléctricas, y también un mercado financiero con los bonos de esta deuda, que, con aval del Estado, ofrecen a grandes inversores jugosos intereses que no hacen sino incrementar ese déficit que al final pagarán todos los consumidores.
Los consumidores lo notan en su factura de la luz: con las últimas subidas, llegan ya recibos de 100, 150 y hasta más de 200 euros. Montantes inasumibles para muchos consumidores en precaria situación económica, y que si se aprueba la reforma eléctrica, experimentarán una vertiginosa escalada en 2014. Todo con una justificación: hay que pagar el déficit de tarifa, el dinero que se adeuda a las compañías eléctricas, acumulada en base a un opaco e injusto mercado eléctrico.
El déficit es un negocio para las eléctricas, a las que el Gobierno reconoce unos costes de producción superiores a los reales. También lo está siendo, en el ámbito financiero, para grandes inversores. En lugar de cortar con el problema por lo sano, en 2010 se optó por emprender una huida hacia adelante. Para sacar del balance de las eléctricas esta deuda se creó el Fondo de Titulización del Déficit del Sistema Eléctrico (FADE). Se trata de un programa de emisión de bonos que convierte la deuda eléctrica en títulos de deuda que se pueden comprar y vender en el mercado financiero. De esta manera, en lugar de “limpiar” el déficit, se parchea: se saca del balance de las eléctricas y se reconvierte en nueva deuda colocada a inversores.
JUGOSOS INTERESES PARA LOS GRANDES INVERSORES QUE PAGARÁN… ¡LOS CONSUMIDORES!
Para que estos bonos resulten atractivos para los inversores, cuentan con un aval del Estado de hasta 26.000 millones de euros, a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Este aval implica que el Estado garantiza a los compradores de bonos el pago del capital invertido, así como los intereses ordinarios y los de demora; así, si el consumidor no lo paga a través del recibo, lo pagará a través del Estado: un negocio nefasto para el consumidor. No así para el inversor: en su última subasta, estos bonos ofrecieron un interés del 5,9% a 5 años y medio de vencimiento. Mucho más tentador para los inversores que el 3,7% que ofrecen los Bonos del Tesoro a 5 años.
Al ofrecer altos intereses a los inversores para intentar paliar a corto plazo el problema el déficit de tarifa, se está generando un negocio que va contra los intereses de los consumidores, ya que, para abonar esa rentabilidad a los inversores, a largo plazo se va a incrementar del déficit eléctrico. Esto repercute directamente en el bolsillo de los consumidores, quienes pagan con su recibo de la luz esta “chapuza” financiera, una espiral que genera más deuda para pagar deuda. Indirectamente, los consumidores también pagan a través del Estado: mientras recortan en políticas sociales, los Presupuestos Generales del Estado de 2014 destinarán 4.153 millones a pagar el déficit.
INVERTIR CON RESPONSABILIDAD
Los bonos del déficit eléctrico están pensados como un producto para grandes inversores. Así, el FADE establece que la colocación de estos instrumentos financieros se repartirá entre bancos (42%), gestores de fondos (34%), fondos de pensiones y seguros (19%), bancos centrales (3%) y otros (2%). Aunque el porcentaje que podría quedar destinado a inversores minoristas es pequeño, y el importe mínimo a contratar alto (100.000 euros), la buena rentabilidad ofrecida puede animar a algún ahorrador a comprar estos bonos.
Invertir en bonos de deuda eléctrica es un negocio, pero no debe perderse de vista que es un negocio que van a pagar muy caro los más de 22 millones de usuarios de luz que hay en España.