Comprender, entender, saber, prever

INDISPENSABLE PARA LA SALUD DE NUESTROS AHORROS: se trata de entender a la perfección, antes de invertir en él nuestros ahorros, cuál es la verdadera naturaleza y el funcionamiento de un producto financiero. Entender en qué supuestos el producto de inversión nos proporcionará los rendimientos o intereses que se nos aventuran por el asesor o comercializador financiero y en cuáles otros podemos obtener pérdidas, así como de qué calado pueden ser estas: las distintas potenciales consecuencias económicas que nos puede acarrear la operación. Leer la información precontractual que se nos ofrece, plantearnos y plantear al vendedor distintas posibilidades, distintos escenarios de comportamiento de los mercados, para conocer qué ocurriría con nuestro dinero en los distintos casos, asesorarnos por vías distintas -internet, algún conocido, verdaderas asociaciones de consumidores,- distintas del propio comercializador. Preguntar una y otra vez, hasta estar convencido de que no albergamos duda alguna y, en caso de no obtener esa seguridad, no comprar, no depositar en el producto nuestros ahorros, no realizar la inversión en ningún caso. Debemos también plantearnos la pregunta de si el comercial nos está ofreciendo dicho producto por las mayores comisiones que obtiene o realmente por ser el producto más adecuado para nosotros. Paradigma del fatal error fueron las participaciones preferentes, vendidas en muchos casos como si fueran depósitos bancarios de absoluta seguridad para nuestros ahorros, en las que miles de ahorradores perdieron más de la mitad de la suma «depositada» en ellas.